Mi primer proyecto en internet

Mi primer proyecto en internet

Corría el año 2010 y el mercado de venta de plantillas premium para WordPress estaba en claro crecimiento. Por aquel entonces, yo mismo me encargaba del diseño y la programación de las plantillas que utilizaba, tanto para mi blog como para mis clientes. Empezaba a fraguarse mi primer proyecto en Internet.

En verano de ese mismo año le hice un buen lavado de cara al diseño de mi antiguo blog, hasta aquí todo normal. La sorpresa llegó cuando vi el feedback que me llegaba a través de los comentarios y de mi cuenta de Twitter. Tanto fue así que, meses después, decidí compartir la plantilla con todo el mundo. De nuevo la acogida fue fantástica, mucha gente me dio las gracias y empezaron a utilizarla en sus propios blogs.

Por aquel entonces no existía un verdadero mercado de plantillas en español y vi una oportunidad de negocio. De crear un proyecto digital que tuviese éxito. Conozco al público y existe un nicho potencial de clientes, pensé.

Sin darle muchas más vueltas, a principios del 2011 me puse manos a la obra. Diseñe un logotipo, cree los perfiles en redes sociales y me puse a anunciarlo para crear un poco de expectación. Sorprendentemente eso funcionó bastante bien y empecé a ver que la gente se interesaba por la idea.

En primavera de ese mismo año abría el telón y me lanzaba, preparado para comerme el mundo. Un año después cerraba el proyecto y daba por finalizada mi aventura. ¿Qué errores cometí? ¿qué pasó entre medias en ese tiempo? a continuación os dejo alguna idea que tengo al respecto.

#1 – No planificar ni analizar nada

Como he comentado antes, me tiré a la piscina sin pensarlo dos veces. Sin realizar ningún tipo de análisis del público objetivo que se gastaba el dinero en plantillas para WordPress. Sin planificar, aunque fuera en una libreta, cuales iban a ser los pasos a dar.

Podía haber hecho mil cosas, pero no hice ninguna. Me limité a crear una página web, cuatro plantillas y ponerlo en internet. Como si se fuesen a vencer solas, sin hacer nada más. Ahora mismo lo pienso y me río, pero por aquel entonces me frustró bastante.

#2 – Inventarme lo que iba a ganar

Pensé que iba a ganar dinero por el simple hecho de que la competencia estaba haciéndolo en otros países. Me auto convencí de que la comunidad hispanohablante era tan grande que conseguir ingresos eran pan comido. Tonto de mi.

Mi razonamiento por aquel fue algo así: «Si Themeforest cobra 40€ por plantilla y vende tanto… si yo cobro 15€ seguro que me forro…». Claro, ¿lógico verdad? pues no fue así.

#3 – Localizar el proyecto

Donde dije digo, digo Diego. Vale, quizás la baza con la que jugaba al principio era precisamente esa, que no existía un verdadero mercado de plantillas para WordPress en español. Pero, ¿por qué limitarme? podía haber hecho dos versiones de la marca e intentar abarcar ambos mercados, no perdía nada por intentarlo y no requería tanto esfuerzo. Nada, pasando, me centro en el español que es suficientemente grande y todo para mi. Quizás tenía que haber dado este paso.

#4 – Inversión nula

Así es, no invertí nada más que mi tiempo y lo que me costó el nombre de dominio. Está claro que no fue suficiente y, si tanto creía en mi idea, podía haber realizado un pequeño desembolso en publicidad o ayuda externa.

#5 – Google

Google, esa es otra. Para Google no existía, era como si a mi página web se la hubiera tragado un agujero negro. Ya que no me gastaba dinero en publicidad podía haberle pagado a algún SEO para que me posicionase la web. Pero para qué, si esto va solo, si ya tengo un Twitter y una página en Facebook.

#6 – El lado oscuro

Como veía que la cosa no arrancaba, sopesé la idea de poner a la venta esas plantillas en otro marketplace y que ellos hicieran todo el trabajo de marketing por mi. Era una forma de no tirar a la basura todo el trabajo que había realizado meses atrás.

Al final no lo hice, pensando que ellos eran como el lado oscuro y eso era precisamente contra lo que estaba intentando luchar. No quería sucumbir ante el lado tenebroso de la fuerza y entregarle mi proyecto en bandeja de plata. Error, tenía que haberlo hecho.

Seguramente me habré dejado algo y no se si a día de hoy hubiese tenido más éxito, seguramente no. De todas formas la experiencia me enseñó muchas cosas y me alegro de haberlo intentando. Dicen que de los fracasos se aprende ¿no?

Imagen cedida por @viktorhanacek

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *